Nuevos liderazgos para un nuevo escenario
Fernanda Hurtado, Gerente General Fundación Generación Empresarial
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Fernanda Hurtado
La crisis de liderazgo en Chile ha abarcado múltiples ámbitos. En la política ha sido más evidente y, lamentablemente, quienes encarnaban una línea renovada que pretendía erradicar los errores de sus antecesores, no han logrado cuajar una propuesta nítida y sigue habiendo una desafección profunda de la ciudadanía con los liderazgos políticos.
Un error frecuente de los nuevos liderazgos ha sido enarbolar una estatura moral que radica exclusivamente en que no se pertenece al sector o la generación de los líderes salientes. Sin embargo, quienes depositan su confianza en otros para renovar la gestión de un país o de una empresa, esperan mucho más.
Un punto de partida para el éxito de estos nuevos liderazgos pasa por reconocer que la historia no comienza con ellos. Políticos, empresarios, académicos y jueces, que han asumido exitosamente posiciones de responsabilidad, son capaces de recoger el acervo cultural que los precede, rodearse de consejeros con experiencia y aplicar los cambios necesarios de manera gradual.
Porque la validación del líder está supeditada inexorablemente a la confianza que genera. En esta línea, es crucial que promuevan y encarnen una cultura de integridad, ya que la comunicación y la vivencia de un estilo de actuar íntegro -el tono desde la cima- no es una moda pasajera que busca rotular una nueva tendencia, sino que es esencial para la eficacia de los líderes.
Es destacable que en el mundo empresarial estén emergiendo líderes con esta visión. En la crisis pasada, el expresidente de la CPC invirtió su tiempo y consiguió recursos para enfrentar los efectos de la pandemia. La semana pasada, su actual presidente, Ricardo Mewes, puso a disposición del Ejecutivo a todo el sector privado, esta vez para enfrentar la coyuntura de los incendios en el sur del país. Compromiso de colaboración público-privada que la sociedad espera se replique en la búsqueda de soluciones en otras áreas donde persisten graves problemas que afectan el crecimiento y desarrollo de Chile.
En la Sofofa, por su parte, la irrupción de Rosario Navarro junto a Gonzalo Said y Oscar Hasbún -también directores de FGE- anticipa un liderazgo participativo y proactivo en la priorización de los temas de políticas públicas, pero desde una lógica del diálogo, incorporando las distintas visiones y propiciando soluciones concretas.
Los riesgos que enfrentan los líderes no pueden ser soslayados. En el último Barómetro de Valores e Integridad Organizacional FGE uno de cada tres encuestados cree que existe un alto riesgo de que organización esté involucrada en actos de corrupción. Esta realidad les exige gestionar la integridad como un pilar estratégico y que dispongan para sus equipos de todos los recursos e instrumentos que permitan impregnar a la organización de este mismo énfasis.
En el sector empresarial hay vientos de cambios. Hay que valorar el coraje de los que han estado dispuestos a sacrificar sus vidas personales, su carrera empresarial o profesional por asumir un rol activo en asociaciones gremiales. Muchos de ellos están impulsando proyectos colectivos, con enfoques colaborativos y sumando visiones diversas. Saben que se requiere diálogo sin sacrificar principios, renovación sin desconocer el pasado y ser capaces de persuadir a otros sobre el esencial rol que juega el mundo empresarial en las sociedades modernas. A diferencia de lo que ha ocurrido en muchos sectores de la política, no los motiva el ánimo de desbancar a los que los preceden, sino que su proyecto de futuro se fundamente en los éxitos del pasado reciente.